lunes, 22 de agosto de 2011

Capítulo 2:

 Aprender a escribir

Redactar
Significa escribir lo pensado, sucedido o acordado.  Pero sencillamente escribir no es suficiente, es necesario hacerlo con exactitud, originalidad, claridad, precisión, pero para lograr esto se debe conocer lo básico de la gramática, estar consciente  de los errores más frecuentes en los cuales se incurre al escribir, además de ser convincente y persuasivo para lograr el objetivo propuesto.
Es importante que profesionales, estudiantes y todo aquel que necesite expresar diariamente sus ideas por escrito, por razones de su trabajo o por crecimiento profesional,  sea persistente en adquirir dominio en el arte de redactar, ya que la palabra organizada constituye la llave que abre las tres razones que existen en el hombre: la del corazón, la de la voluntad y la del entendimiento. Lograr entrar en una de ellas debe ser el fin de todo documento.
El aprendizaje de la redacción se logra mediante la adquisición de conocimientos gramaticales. Imitando o introduciendo modelos de alto valor, así como la ejercitación constante, ya que para aprender a redactar sólo hay un camino: practicar, pues a decir de Leopoldo Lugones "Se aprende a escribir escribiendo, leyendo a otros escritores y estudiando el idioma". Estas parecen condiciones simples, pero constituyen la base para llegar al dominio del la redacción.  Antonio Miguel  expresa. "La gramática es ineludible, pues aún el analfabeto que se expresa bien, hace gramática sin intención, sin saberlo. Pero no es necesario caer en el gramaticalismo, como un conjunto de reglas frías y muerta..." Las reglas gramaticales deben usarse, pero debe dárseles vida, interesar al sujeto que aprende mediante ejemplos de aplicación práctica.
Para aprender a redactar sólo hay una vía: La práctica constante.  La redacción com arte impone la condición de creatividad; en tal sentido el redactor debe conocer la gramática básica, tener el deseo de la superación, hacer de ello una norma, cada escrito que produzca debe ser mejor que el otro, nunca estancarse, sino ir siempre en búsqueda de la optimización de la buena calidad en sus escritos.  Esto tiene que ser sistemática, pues el redactor debe considerar la redacción como una herramienta cuyo manejo se propone dominar.

Escritura y redacción.

Redacción: Es un proceso intelectual que encuentra su concreción en la expresión escrita de los pensamientos, mediante la organización y sistematización de los recursos expresivos de la lengua. Por lo que se considera como una actividad comunicativa que utiliza el lenguaje como medio expresivo de los pensamientos, pues es el lenguaje el conjunto de sonidos articulados con los que se comunican los integrantes de grupos humanos.
El lenguaje es un instrumento de comunicación que permite al hombre expresarse a sí mismo (individual y comunicarse con los demás (Social).  El lenguaje oral o escrito, es el instrumento utilizado para que el mensaje vaya del productor al receptor.  Es imprescindible su buen uso en la redacción de cualquier escrito, y ello se logra mediante la lectura de buenas obras, así mismo es de suma importancia poseer un conocimiento suficiente del idioma.
El lenguaje que se utiliza en el discurso debe adaptarse a la situación y al contexto donde se produce la comunicación, puesto que no sólo se requiere del uso correcto de las palabras, sino también que éstas sean socialmente aceptadas, vale decir que el discurso debe condicionarse al lugar, al tema, al auditorio o destinatarios y al contexto donde se produce la comunicación.
La perspectiva comunicativa de la escritura se relaciona con el conocimiento que tienen los individuos sobre la manera más eficaz de comunicarse mediante distintas formas textuales y distintas lenguas de acuerdo a la situación que se presente.
Cuando se escribe también se da un proceso de reflexión sobre las capacidades lingüísticas y comunicativas de los actores del proceso, pues se busca fundamentalmente mejorar la capacidad de construir significados.

La redacción como actividad comunicativa

La redacción como actividad comunicativa:


Para redactar utilizamos el lenguaje. En calidad de atributo del hombre, es un conjunto de sonidos articulados con que se comunican los integrantes de grupos humanos. Bram lo define más científicamente: "Es un sistema de símbolos vocales arbitrarios, con cuya ayuda actúan entre sí los miembros de un grupo social." (Son símbolos y no signos, pues en estos últimos la relación con la cosa representada es evidente por sí misma y natural, en tanto que en los símbolos no: derivan del consenso de un grupo o de una convención social.) El conjunto de esos símbolos y sus relaciones se llama lengua. La "lengua en acción" se denomina habla. El nombre de idioma se da a la misma lengua referida a una nación o comarca, o a modos particulares de hablar.
El lenguaje cumple esencialmente dos funciones en el hombre: sirve para que se exprese a sí mismo y para que se comunique con los demás; por tanto, tiene una misión de carácter individual y otra social.
Su papel comunicativo convierte al lenguaje en el atributo cúspide del hombre como ser social.
Comunicar es "hacer, participe a otro de lo que uno tiene" y también "descubrir, manifestar o hacer saber alguna cosa". El acto de la comunicación supone, obviamente, estos elementos: un emisor o productor', un receptor y una cosa comunicada. En la comunicación verbal, el lenguaje —oral o escrito-es el instrumento utilizado para que lo comunicado —el mensaje— vaya del productor al receptor.
El proceso se realiza de la siguiente manera:
El EMISOR o cifrador (hablante o escritor):
a) Elabora interiormente el mensaje que comunicará, guiado por un proposito (piensa, selecciona, jerarquiza, decide cómo expresarse).
b) Cifra el mensaje mediante el empleo de un código, que es el lenguaje.
c) Expresa el mensaje, utilizando el lenguaje oral (fonación) o el escrito
(grafía).
El RECEPTOR o descifrador (oyente o lector):
a) Capta el mensaje mediante el oi'do (audición) o la vista (lectura).
b) Descifra el mensaje, reproduciendo en su interior la intención del emisor, a trave's de la comprensión.
c) Responde de algún modo al mensaje recibido.
Un perfecto proceso de comunicación verbal requiere que el emisor y el receptor coparticipen en determinadas pautas culturales y en el empleo del sistema idiomático utilizado. Esto significa lo siguiente: el mensaje debe ser cifrado y expresado mediante un código (símbolos del lenguaje) del cual se usan elementos significativos, con una intención determinada. Para que el oyente o lector pueda comprender el mensaje, debe recrear los contenidos de conciencia del emisor e identificarse con su intención.
La comunicación ideal produciría en el receptor una copia exacta de lo que el emisor pensó, sintió y quiso decir. No ocurre nunca en la realidad con tal rigorismo. Hay interferencias de mayor o menor validez que impiden la perfección del proceso: pueden ser mentales o físicas, personales o ambientales. Estas interferencias que opacan la claridad del mensaje son llamadas, por eso mismo, efecto de ruido o de bruma. Han sido objeto de minuciosos estudios para determinar el valor de su incidencia y para establecer los límites de su aceptación, mediante índices. Se producen tanto en la labor del emisor como en la del receptor, por los más diversos motivos (ignorancia, confusión, oscuridad, distracción, poca audibilidad o legibilidad, etcétera).

martes, 19 de julio de 2011

LA ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA SEGUN LA REAL ACADEMIA


LA ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

La nueva edición de la Ortografía de la lengua española (2010), que viene a sustituir a la anteriormente vigente de 1999, es la cuarta edición de esta obra, en este caso  panhispánica y producto del trabajo de 10 años, de las veintidós Academias que integran la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). Consta de dos partes: la Primera: Sistema ortográfico del español; la Segunda: Ortografía de expresiones que plantean dificultades específicas.

  Se excluyen definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya que, en realidad, no son letras, sino dígrafos, esto es, conjuntos de dos letras o grafemas que representan un solo fonema. El abecedario del español queda así reducido a las veintisiete letras siguientes: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
  Algunas de las letras tienen varios nombres con tradición y vigencia en diferentes zonas del ámbito hispánico. La nueva edición de la ortografía, sin ánimo de interferir en la libertad de cada hablante o país de seguir utilizando el nombre al que esté habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso de convergencia en la manera de referirse a las letras del abecedario, razón por la que recomienda, para cada una de ellas, una denominación única común. El nombre común recomendado es el que aparece en la relación siguiente debajo de cada letra.
a, A
b, B
c, C
d, D
e, E
f, F
g, G
h, H
i, I
a
be
ce
de
e
efe
ge
hache
i

j, J
k, K
l, L
m, M
n, N
ñ, Ñ
o, O
p, P
q, Q
jota
ka
ele
eme
ene
eñe
o
pe
cu

r, R
s, S
t, T
u, U
v, V
w, W
x, X
y, Y
z, Z
erre
ese
te
u
uve
uve doble
equis
ye
zeta
  La recomendación de utilizar un solo nombre para cada letra no implica, en modo alguno, que se consideren incorrectas las variantes denominativas con vigencia en el uso.
  1. Sustitución, por grafías propias del español, de la q etimológica con valor fónico independiente en aquellos extranjerismos y latinismos plenamente adaptados al español (quorum > cuórum)
  En el sistema ortográfico del español, la letra q solo tiene uso como elemento integrante del dígrafo qu para representar el fonema /k/ ante las vocales e, i (queso [késo], quién [kién]). Este mismo fonema se representa, en el resto de las posiciones, con la letra c (canguro [kangúro], corto [kórto], cuenta [kuénta], acné [akné], tictac [tikták]), aunque en préstamos de otras lenguas también puede aparecer representado por la letra k en cualquier posición (karaoke [karaóke], kilo [kílo], koala [koála], kurdo [kúrdo], búnker [búnker], anorak [anorák]).
  Es, por lo tanto, ajeno a la ortografía del español el empleo de la letra q como grafema independiente, con valor fónico autónomo. Por ello, los préstamos de otras lenguas, sean latinismos o extranjerismos, cuya grafía etimológica incluya una q que por sí sola represente el fonema /k/, si se adaptan al español, deben sustituir esa q por las grafías propias de la ortografía española para representar dicho fonema. En aplicación de esta norma, voces inglesas como quark o quasar, o latinas como quorum o exequatur, deben escribirse en español cuark, cuásar, cuórum y execuátur. En caso de mantener las grafías etimológicas con q, estas voces han de considerarse extranjerismos o latinismos crudos (no adaptados) y escribirse, por ello, en cursiva y sin tilde.
  Aunque en el ámbito de los nombres propios (antropónimos y topónimos) es frecuente el uso de grafías originarias no adaptadas o —si los nombres provienen de lenguas que emplean otro alfabeto u otro sistema de escritura, como el árabe, el hebreo o el chino— de transliteraciones de las grafías originarias al alfabeto latino, sin adaptaciones ulteriores, en el caso de los topónimos mayores, como son los nombres de países, es conveniente usar grafías plenamente adaptadas a la ortografía del español. Por ello, aplicando la misma norma que para los nombres comunes, se recomienda emplear con preferencia las grafías Catar e Irak para los nombres de esos dos países árabes, mejor que Qatar e Iraq, transcripciones de los originales árabes que presentan un uso de la q ajeno al sistema ortográfico del español.
Se consideran siempre diptongos a efectos ortográficos las combinaciones siguientes:
a.       Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal cerrada átona (/i/, /u/): estabais, confiar, diario, afeitar, viento, pie, doy, guion, aunar, acuario, actuado, reunir, sueño, estadounidense, antiguo.
b.      Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): triunfo, incluido, diurno, huir, viuda, ruido.
  Del mismo modo, se consideran siempre triptongos a efectos ortográficos las secuencias constituidas por una vocal abierta entre dos vocales cerradas átonas: confiáis, actuáis, puntuéis, guau.
  Algunas de las palabras afectadas por este cambio son formas verbales como crie, crio, criais, crieis y las de voseo crias, cria (de criar); fie, fio, fiais, fiei, sustantivos como guion, ion, muon, pion, prion, ruan y truhan; y ciertos nombres propios, como Ruan y Sion.
  Esta convención es solo ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno, que los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian naturalmente estas voces, sea con hiato o con diptongo.
  La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación.
  Hasta ahora se venía recomendando escribir con tilde la conjunción disyuntiva o cuando aparecía entre dos cifras, a fin de evitar que pudiera confundirse con el cero. Este uso de la tilde diacrítica no está justificado desde el punto de vista prosódico, puesto que la conjunción o es átona (se pronuncia sin acento) y tampoco se justifica desde el punto de vista gráfico, ya que tanto en la escritura mecánica como en la manual los espacios en blanco a ambos lados de la conjunción y su diferente forma y menor altura que el cero evitan suficientemente que ambos signos puedan confundirse (1 o 2, frente a 102).
7.      Normas sobre la escritura de los prefijos (incluido ex-, que ahora recibe el mismo tratamiento ortográfico que los demás prefijos: exmarido, ex primer ministro)
Se resumen a continuación las normas que deben seguirse para la correcta escritura de los prefijos en español:
a.       Se escriben siempre soldados a la base a la que afectan cuando esta es univerbal, es decir, cuando está constituida por una sola palabra: antiadherente, antirrobo, antitabaco, cuasiautomático, cuasidelito, exalcohólico, exjefe, exministro, exnovio, expresidente, posmoderno, posventa, precontrato, prepago, proamnistía, probritánico, provida, superaburrido, superbién, supermodelo, vicealcalde, vicesecretario, etc. Se unen con guion a la palabra base cuando esta comienza por mayúscula, de ahí que se emplee este signo de enlace cuando el prefijo se antepone a una sigla o a un nombre propio univerbal: anti-ALCA, mini-USB, pos-Gorbachov, pro-Obama. El guion sirve en estos casos para evitar la anomalía que supone, en nuestro sistema ortográfico, que aparezca una minúscula seguida de una mayúscula en posición interior de palabra. También es necesario emplear el guion cuando la base es un número, con el fin de separar la secuencia de letras de la de cifras: sub-21, super-8.
b.      Se escriben necesariamente separados de la base a la que afectan cuando esta es pluriverbal, es decir, cuando está constituida por varias palabras. Hay determinados prefijos, como ex-, anti- o pro-, que son especialmente proclives, por su significado, a unirse a bases de este tipo, ya se trate de locuciones o de grupos sintácticos, característica por la cual la gramática ha acuñado para ellos la denominación de prefijos separables: ex relaciones públicas, anti pena de muerte, pro derechos humanos.

  En la nueva ortografía se da cuenta de las normas que deben seguirse cuando se emplean en textos españoles palabras o expresiones pertenecientes a otras lenguas, siendo la principal novedad en este sentido la equiparación en el tratamiento ortográfico de todos los préstamos (voces o expresiones de otras lenguas que se incorporan al caudal léxico del español), con independencia de que procedan de lenguas vivas extranjeras (extranjerismos) o se trate de voces o expresiones latinas (latinismos).
  


ACADEMIA HONDUREÑA DE LA LENGUA